20 de febrero de 2005

LAS RELIGIONES EN EL MUNDO



Los ejes fundamentales de la historia de la de la humanidad, son definitivamente entre otros, y los principales, el pensamiento, el sentimiento y el actuar religiosos.
El hombre, desde que se percató que después de satisfacer sus necesidades básicas, le sobraba algún tiempo para ejercitar la mente en otras tareas con fines espirituales, -lenguaje, arte, moral, filosofía y memoria, entre muchas otras,- empezó a observar el mundo que lo rodeaba y hacerse algunas preguntas existenciales, cuyas respuestas primero buscó en la naturaleza, y más tarde en los fenómenos que no pueden ser explicados a través de la razón.

De los excedentes de la producción económica nació la explotación del hombre y del sobrante de ésta ociocidad nació la filosofía.

La imaginación suplió entonces a los sentidos humanos y paralelamente a la llegada de los profetas e interpretes de la palabra de Dios, nacieron las grandes religiones.

La religión, más que una materia o tema de estudio indispensable, es todo un mundo apasionante, harto complejo de mentalidades, actitudes, conquistas, guerras y, sin duda, el que nos da mayor pauta de reflexión, después de la esencia misma del hombre y de la naturaleza.

A pesar de todo, el mismo término Religión se presta a diversas nociones culturales.
Puede significar, la forma de vida o la creencia que tiene una persona respecto al universo, o de un colectivo humano respecto a una deidad o varios dioses. Pero también está la fe de un credo en un mundo creado por voluntad divina, y la obediencia a un código moral establecido y la participación de un culto.

Sin embargo, ese mismo concepto- entendimiento, concepción o sentimiento hacía Dios y sus propósitos, es sensiblemente distinto de un grupo humano, respecto a otro. La participación mística –por ejemplo- entre algunos polinesios y africanos, no tiene una clara frontera entre espíritu y naturaleza, según la opinión de algunos antropólogos, su lenguaje no tiene ideas, sino más bien sentimientos.

En cambio, en algunos otros grupos cuya sociedad se basa en algún tipo de economía agrícola, y que por tanto permite la existencia de roles sociales, existe un fuerte sentido de diferenciación entre mente y entorno; conciencia subjetiva (lo que capto yo) y realidad objetiva (lo que realmente es), entre espíritu y materia.
La conciencia de estos entes, obligó el desarrollo del lenguaje.

Y dentro de los lenguajes humanos, el que más vocabulario tiene, es precisamente por esa misma riqueza, una lengua más reflexiva respecto a otras.
Sin duda, el instrumento de reflexión por excelencia es el lenguaje y este nació del pensamiento. Ahora, si el mundo es explicado por el pensamiento, es natural suponer que el mundo fue creado por el pensamiento y este se manifestó a través de la palabra.

En ese sentido, el hombre descubrió el mundo pero no lo inventó, y, maravillado por la inteligencia del modelo, la criatura racional intuyó a Dios como el ser que excede en sabiduría y que es inmensurable.
Las religiones son en último caso, ciertos caminos de liberación que pretenden emancipar a la conciencia humana y superar el concepto de mundo a través del uso del pensamiento y el lenguaje.

Esta, y otras preocupaciones metafísicas han hecho gastar mucha tinta y mucha saliva. Numerosos son los investigadores que han realizado extraordinarios trabajos en sustancia o materia religiosa.

Otra de las funciones capitales de la religión, es hacer revivir a las lenguas. Así tenemos que Champollión no sólo fue uno de los grandes descifradores del pasado, sino también un historiador de religiones muy acreditado.

Desde luego existen investigadores de mucho peso en torno a la historia de las religiones destacando de entre todos ellos Mircea Eliade, filosofo rumano (1907-1986), conocido por sus estudios sobre mitología e historia comparada de las religiones.

No obstante, en esta oportunidad, quiero compartir con el lector, un pequeño libro en dimensiones y a su vez un gigante en reflexiones en torno a la religión titulado “Les religions dans le monde” (Primera edición en español 2003, siglo XXI editores), el cual me ha afectado profundamente y me ha impulsado a colocarlo como el mejor a propósito de análisis de formas y procedimientos para conquistar el Cielo.
Fue escrito por el francés Odon Vallet, doctor en Ciencias de las Religiones y fue él justamente, quien dio nombre a la Fundación Vallet.

El libro está dividido atractivamente en dos partes. La primera llamada “Una explicación para comprender” que contiene los siguientes subparágrafos: Mezcla de creencias; Las religiones del Extremo Oriente seducen; y Resurge el animismo. La segunda parte se titula “Un ensayo para reflexionar” y contiene Las funciones de la fe, Perpetuar la vida, Conservar la memoria, Santificar las alianzas, y El porvenir del laicismo.
Ya desde los títulos se siente una irresistible fascinación por sumergirse en esta iluminadora lectura, sin embargo, lo más delicioso y nutriente del libro, son las reflexiones y metáforas que son el tema central de este artículo, y que desarrollaremos enseguida.

Desde las conservadoras posturas que tienen ciertos grupos humanos frente a Dios, hasta ideologías más elaboradas como el comunismo que se dicen pretenden ser ateas, todas son en cierta forma, una religión. El comunismo con sus mausoleos de semidioses, su culto a la personalidad, su promesa del paraíso en la tierra y su práctica de la confesión con el nombre de autocrítica, tiene todos los elementos de una religión formal, según ya señalamos antes.

Cuando este sistema económico basado en las teorías de Marx- Engels se desquebrajó, las iglesias no supieron, no quisieron o no pudieron tomar el lugar del Partido. Odon Vallet dice que en 1996, en Polonia había menos gente en la iglesia que en tiempos de la ocupación.

Empecemos por definir el vocablo religión, la religión como tal, es un término que según Balzac quiere decir “vinculo”. Para Cicerón no es religare (unir) sino recoger (relegere) tradiciones y conservar obligaciones con escrúpulo (religio).
Ahora, para poder tener un verdadero primer acercamiento cognoscitivo sobre las religiones que han existido o existen en nuestro mundo, habría que agruparlas, si bien no es una tarea nada sencilla elaborar tan presuntuoso esquema. No obstante, si tuviéramos que hacer una primera clasificación muy general, diríamos que existen religiones monoteístas (un Dios), politeístas (varios dioses), y panteístas (Dios es todo), de las cuales se han desprendido algunas variantes.

Para nuestros días, Vallet nos ofrece un aproximado estadístico de las principales religiones del mundo en millones de fieles: cristianos: (católicos, protestantes y ortodoxos) 1620; musulmanes: 1030; hinduistas: 800; budistas: 350; animistas: 220; agnósticos (los que creen que no se puede conocer a Dios) y otros (sin Dios) 1500.
Los números anteriores no son absolutos, sus cifras se siguen moviendo, en parte por el llamado sincretismo, que es un sistema que une o concilia doctrinas diferentes por diversos motivos. Así por ejemplo el cristianismo se apoderó del libro santo del judaísmo y lo bautizó como Antiguo Testamento. El Islam se alimentó de la Biblia y reverencia por ejemplo a Abraham y a Jesús, la religión iraní le legó al cristianismo el Paraíso, los Reyes Magos, el Cirio Pascual y la fecha de Navidad.
Es por estos intercambios o retroalimentaciones de símbolos y conceptos que podemos hablar ahora de una religión grecorromana o una judeocristiana. En otros extremos, la región japonesa se ha alimentado del shintoismo y del budismo, y la religión china del equilibrio taoísta, de la armonía confuciana y la serenidad budista.
Algunas otras religiones pretenden ser universales, es decir, en griego “católicas” aunque como sabemos el judaísmo está ligado a un pueblo y el hinduismo a una cultura.
En otros casos, verbigracia entre los griegos y romanos antiguos, estos pretendían ver equivalentes de sus dioses por todas partes: Venus en Roma, Afrodita en Grecia, Cibeles en Medio Oriente e Ishtar en Babilonia.

Otro criterio para determinar la madurez de una religión, son sus libros sagrados: la Biblia, el Corán el Evangelio pertenecen a las tres principales religiones monoteístas, aunque están también los Avesta Iraníes o los Veda hindúes, así como otros impresos religiosos que seguramente tienen las sociedades no orales o grafológicas. En este mismo tenor, Vallet nos dice que los judíos deben observar 613 mandamientos, la Biblia tiene más de dos mil millones de ejemplares publicados, y el Mahabharata cien mil estrofas.

En cuanto a las escisiones que han tenido una misma religión, podemos hablar de las dos Europas cristianas, una de ellas, la de occidente también se dividió en Iglesia del papado e Iglesia de la Reforma. Esta cristiandad fue llevada al nuevo mundo por sus representantes: la católica en las carabelas de Cristóbal Colón y la protestante con los peregrinos del Mayflower.
Fue en América donde el catolicismo se afianzó férreamente pues antes Francia era “la hija mayor de la Iglesia” y ahora los cinco países con más católicos en el mundo son Brasil, México, Estados Unidos, Italia y Filipinas.

Por su parte el Islam al ser menos complejo que el cristianismo, ha tenido más probabilidades de éxito. Tiene un Dios único en lugar de una Trinidad, y un libro único el Corán, (recitación en árabe) en vez de dos Testamentos, además no tiene sacerdotes mediadores, ni una iglesia jerárquica, al menos entre los sunnistas (que quiere decir unidad),y que representan el 90% de los musulmanes. Los tres países con mayor población fiel al Islam, son Indonesia: 170; Pakistán: 140 y Bangla Desh con 115 millones.

Desde luego existen también los lugares santos de cada religión, así los fieles del Islam encuentran muy arraigados los suyos en Arabia, tal es el caso del peregrinaje a la Meca y la ciudad santa de Medina. Jerusalén es un caso excepcional, pues lo miso es sagrada para los judíos, cristianos y musulmanes.

De cualquier forma, Moisés, Jesús y Mahoma hablaban las lenguas de una misma familia, la semítica. Sus culturas nacieron de una civilización de trigo y viña por eso el cristianismo hizo del pan y vino, los símbolos del cuerpo y sangre de Cristo.
En cuanto a las religiones del Extremo Oriente estas nacieron dentro de una civilización del té y arroz. Esta fue y no otra, la causa que los evangelizadores jesuitas no pudieron celebrar la eucaristía en sus misiones en China.

Y el mismo mestizaje mental se dio al revés, las religiones del extremo Oriente han aportado pensamientos y prácticas filosófico-religiosas al mundo occidental. Baste citar el yoga, el zen, las artes marciales, la acupuntura, la macrobiótica, la medicina herbolaria y las armonías naturales como el yin y el yang.

A pesar de todo, en ningún país de América del Norte o de Europa occidental, los fieles de las religiones del Extremo Oriente, representan más del uno por ciento –de la población a pesar del proselitismo que hicieron de estas religiones los templos de Khrisna, los hippies y artistas de gran peso como lo Beatles. Claro está que contrariamente al Islam o al cristianismo, estas religiones “exóticas” nunca impusieron su fe por medio de las armas.

Las principales religiones del Extremo Oriente, son, en millones de fieles como sigue; hinduismo: (India, 730, Nepal, 20; Bangla Desh, 13); budistas hinayana: (Tailandia, 55; Birmania, 40; Sri Lanka, 12), budistas mahayana; (China 50 a 150; Japón, 40 a 100; Vietnam, 30); tantrismo (Tíbet, 3; Bután, 1).

El animismo como otra religión importante del mundo, ha sido precedente de todas las demás.

El culto a la piedra, despunta desde las sociedades megalíticas, ¿cómo imaginar a los celtas sin los dólmenes? Los monumentos religiosos desde la edad media, todos de piedra, han competido en altura, así la flecha más alta de catedral es la de Ulm con 161 metros. El mundo musulmán tiene también el alminar más alto, en la mezquita de Casablanca con 175 metros.

El agua tiene un uso litúrgico, ejemplo, el bautismo y el agua de Lourdes, entre el cristianismo; el Dios Varuna para los hinduistas y el agua del río para los de Benarés. Otro elemento litúrgico es el fuego, ejemplos: el cirio pascual y las procesiones con antorcha entre cristianos, y las caminatas sobre brasas entre los hinduistas.

Tampoco debemos olvidar a los animales sagrados, estos son abundantes y generalmente son autóctonos. Entre ellos podemos reconocer al gato, éste era un animal sagrado entre los incas y entre los egipcios, estos últimos lo adoraban bajo la advocación de Bastet diosa con cuerpo de mujer y cara de gato. Aún hoy son adorados en países como Tailandia y China. Desde luego en el hinduismo existen otros animales sagrados como el cebú, el langur y la vaca.

Podemos decir que el ecologismo es la versión moderna del animismo, los ambientalistas procuran el respeto a los espacios y a las especies.
Los animistas en millones de personas están repartidos en el mundo así: 100 millones en África negra; 70 en Asia, y 50 en Centro y Sudamérica.

Los ecologistas tienen los ojos puestos en el mundo entero, pues los desastres naturales se dan en cualquier latitud terrestre, así nos hemos enterado de incendios en las selvas del Brasil católico, del Pakistán Musulmán o del Nepal budista.

Antes de continuar con nuestras reflexiones acerca de “Las religiones del Mundo”, estupendo texto escrito en 1995 por Odon Vallet, conviene precisar algunos datos sobre el autor que nos ocupa.
Odon Vallet nació en 1947 en Paris, Francia, en 1970 recibió su título en Ciencias y en 1985 le otorgaron el grado de doctorado en Derecho y en 1999 el doctorado en Ciencias de las religiones.
En 1999 creó la Fundación Vallet y entre sus publicaciones que ascienden a unos quince libros, se encuentran los títulos: “Mujeres y religiones”, “Himnos a la Tierra Madre”, y “Pequeño Léxico de las palabras esenciales”. Desde 1973 ha realizado más de treinta viajes al cercano y lejano oriente.

Vallet, en la obra que hoy analizamos, nos dice que las religiones tuvieron como primer objetivo el de conjurar la muerte y suscitar la vida. Los testimonios más antiguos de un sentimiento religioso, tienen que ver con los homenajes a los difuntos y los cultos a la fertilidad, estos últimos asociados a “Lo vergonzoso y sagrado” (otro título de Vallet), es decir a la excreción y a la generación.
Las religiones se preocupan tanto por el antes del nacimiento, como después de la muerte.
Enseñan y explican que sigue después del último suspiro. Así los griegos y egipcios sabían del barco que transportaba a los difuntos. Los bienaventurados llegaban a los Campos Eliseos, (Paraíso entre los cristianos o el Jardín de Alá). Los malditos también tenían su sitio: Tártaro para los griegos o infiernos para cristianos. Aquí cabe añadir el punto de vista de algunas religiones prehispánicas, que aunque no señala Vallet, creo oportuno traer a la memoria. Dentro de las culturas mesoamericanas destacó Mitlantecuhtli, Dios del inframundo azteca; hay que recordar que dentro de la cosmogonía de este pueblo, había cuatro destinos finales, que dependían del tipo de muerte del finado. Ah Puh, fue el dios de la muerte maya que gobernaba el noveno y último mundo.
Siguiendo con Odon Vallet, su erudita pluma nos explica la diferencia entre la resurrección de las religiones occidentales, y la reencarnación de las religiones del Extremo Oriente.
Sin embargo, la reencarnación, característica del budismo (el origen del dolor es el apego a la vida), e hinduismo, fue ignorada por la religión védica y sigue estando ausente en el confucianismo, en el taoísmo y el shintoismo.
La trasmigración de almas de un cuerpo a otro depende de la acumulación de méritos (Karman) y de la observación de un orden (dharma), que son necesarios para alcanzar el nirvana.
En tanto, el “nacer de nuevo”, se refiere a que todos los muertos resucitarán para ser juzgados: “aquellos que han hecho bien llegarán a la resurrección de la vida; y aquellos que han hecho mal, a la resurrección del juicio (Juan 5, 29). Este maniqueísmo agustiniano del bien y el mal, es, creo yo, una constante en las religiones para alcanzar la promesa de la salvación solo es posible con ayuda divina. Pero para ello es preciso que exista una conciencia de la propia culpabilidad (el peso del pecado en los egipcios), y una creencia en la inmoralidad.

Vallet se pregunta si el cambio del hombre de negro (sacerdote) por el hombre de blanco (médico) ha sido una metamorfosis de la divinidad, en tecnología. De cualquier modo la obstinación terapéutica se ha preocupado más por la cantidad, que por la calidad de vida. En medio siglo se duplicó la población del globo, y la duración de la existencia humana pero ¿también puede decirse que el hombre es dos veces más feliz?
A falta elíxir de la juventud, se le piden a la medicina pociones de muerte dulce.

Por otro lado el laicismo ha sido otra postura ante la vida y de hecho ha sido objeto de implementación política de algunos Estados modernos, como en Francia (1793), México (1917), Turquía (1923) y Japón (1946).

¡¡Y en fin...!! Todas las líneas anteriores sólo son un asomo y una sincera invitación para que nos acerquemos a este vademécum de Odon Vallet, imprescindible para reflexionar sobre el pensamiento y sentir religioso de los diferentes grupos humanos que han poblado nuestro planeta. Es finalmente, un texto lleno de citas bíblicas, metáforas, cavilaciones y datos de un hombre bien documentado, pero sobre todo discursivo, ameno.

Al voltear la última hoja del libro, no podemos menos que pensar y preguntarnos el porqué de millones de muertes de seres humanos, hechas en nombre de un ser supremo; de soldados que han buscado imponer amor o una religión verdadera a través de la violencia; de otros que han querido universalizar a un Dios que más que muerte quiere vida; y de aquellos hombres que para lograr su salvación han tenido que matar a sus semejantes.
Algunas invasiones, conquistas, guerras santas, kamikazes, suicidios y magnicidios han tenido estos pretextos o estas absurdas explicaciones.

Con la ayuda de la historia de la religión, podemos reflexionar y tratar de explicarnos de algún modo la razón de ser de las cruzadas, la fundación de la liga árabe en 1944, la leyenda “In God we trust” que viene inscrita en la moneda más poderosa del mundo, y la Biblia obligatoria en cada mochila de todos los soldados estadounidenses que participaron en la Segunda Guerra Mundial.

No es gratuito que la religión haya sido por mucho tiempo la fuente y preocupación principal del arte –no en balde más de la mitad de monumentos protegidos por la UNESCO, son religiosos-.


Foto: la hermosa iglesia de Zimapan, Hidalgo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Un día entré en un Growshop para comprar unas semillas de marihuana y me encontré con un libro que despertó mi curiosidad. En el se relataba un viaje a Méjico bastante completo, con experiencias que yo siquiera había imaginado que existían. Tanto me fascinó que al acabar el libro me puse enseguida al corriente de como ir hasta los lugares donde el escritor había estado. Hice el billete para Méjico DF. y desde el aeropuerto tomé un taxi hacia la estación de Autobuses Tapo, donde compro un billete que me

llevará a la ciudad de Oaxaca
www.encuentrayuda.com