19 de marzo de 2011

MÀS ALLÀ DE TULA GRANDE


En el año de 2006, el maestro en arqueología Luís M. Gamboa Cabezas encabezó un equipo de trabajo para hacer el rescate arqueológico en el distribuidor vial de Tula, Hidalgo. Como producto de la investigación, se van a presentar piezas muy importantes a partir de la segunda mitad del mes de marzo del presente año en la Sala Guadalupe Mastache de la Zona Arqueológica de Tula.

Se trata de más de doscientas piezas que corresponden a la fase Tollan fechada entre los años 900 a 1150 d.C. es decir, la época tolteca de mayor expansión. Entre ellas se encuentran vasijas con imágenes de monos, collares de concha y piedra verde, figurillas que aún conservan su pintura original, una vasija del tipo Plumbate y como pieza principal una escultura de piedra que representa al dios Xipe Totec (“Nuestro Señor el Desollado”) que corresponde al periodo Posclásico Temprano. La escultura descubierta es hueca, hecha en tres porciones que se ensamblan para lograr una figura con una altura promedio de o.84 centímetros. Una porción corresponde a la cintura, piernas y pies, otra es el torax y los brazos, y la última es la cabeza. La piel del sacrificado que porta Xipe Totec está representada con pastillaje similar a escamas.
La importancia de la escultura es que es la primera que de este tipo descubierta en la ciudad arqueológica de Tula, a pesar de que se tienen reportes de que en el cerro de Chingú, ubicado a unos siete kilómetros al noreste, se descubrieron figurillas de estilo teotihuacano que representa a esa deidad prehispánica.

Las piezas que llegan a la zona arqueológica de Tula, se encontraban en los talleres de Restauración del Instituto Nacional de Antropología e Historia en la ciudad de México.


Los vestigios descubiertos son de trascendencia para el conocimiento de la importancia que tuvo el lugar en la época prehispánica ya que en la parte noreste se encontraba la ciénega que separaba el área del Recinto de Tula Grande con áreas de talleres artesanales dedicados a la producción de navajillas prismáticas. En ese sitio existían construcciones tipo palacios, el cual fue ocupado por descendientes de los aztecas, particularmente de un de Pedro Moctezuma Alpuyeca quien se casó con una noble de Tula para legitimar su filiación con grupos toltecas.
La construcción tipo palacio se caracteriza por la existencia de grandes salas con columnata y áreas abiertas internas. En algunas partes se descubrieron altares adosados a los muros.

También se rescataron otros entierros que fueron colocados en los rellenos de las construcciones, la mayoría de los entierros portaban collares y pendientes, vasijas de uso doméstico y artefactos que indicaban una diferenciación social interna. También se descubrieron ofrendas de flechas que están asociados a guerreros toltecas.


Con las piezas que se van a exponer, vienen dos adobes con pintura policroma que son piezas únicas, presentan pintura de color amarillo, negro, azul, blanco y rojo. Su aplicación en el adobe es muy parecida a la técnica de pintura mural al fresco. Se tratan de trazos correspondientes a una serpiente emplumada enrollada similar a las que se han reportado para Chichen Itzá. La serpiente emplumada se ha adjudicado a una advocación de Quetzalcóatl. La importancia de los adobes es que estos fueron descubiertos al interior de un cuarto, como parte de la ofrenda a la conmemoración de una etapa constructiva de una plataforma tolteca.

Con estos hallazgos se pudo corroborar la existencia de construcciones fuera del área monumental de lo que se conoce como Tula Grande.

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